Crónicas de Eratóstenes

Planeación Estratégica


El sol daba de lleno en la mente del buen Eratóstenes, era de noche pero los rayos del sol caían casi paralelos en sus pensamientos. Arquímedes meditaba en silencio algunas banalidades trigonométricas, sentados ambos bajo la claridad de la noche, cuando repentinamente Arquímedes rompió el silencio (y las meditaciones) diciendo casi en susurro – Eso de gobernar lo deberían ver como si fuera una empresa, a final de cuentas les deja mucha plata a los que gobiernan. – Así es – Respondió el buen Eratóstenes con su célebre elocuencia, y continuó – aunque no debiera ser así. – ¿Y cómo debiera ser? – Obvió Arquímedes. – Pues como una simple mercadería, si es mala, será muy difícil venderla y por tanto tiene que ser de buena calidad para que perdure. – Entonces, si el gobierno es un producto y no un negocio ¿cómo se puede mejorar? – Dijo con espanto Arquímedes, a lo que respondió el buen Eratóstenes – Estableciendo procesos de mejora constante, adecuando el producto a las necesidades del mercado, instituyendo y cumpliendo normas regulatorias severas, capacitando y estimulando al personal como materia prima del producto terminado, no dejando de ver que la competencia es otro gobierno que quiere y puede reemplazar al existente, adecuar la matriz FODA al proceso de producción y no como proceso gerencial, aumentando… – ¡Muchacho! ¡Muchacho! Mira que eso es demasiada filosofía para mí, mejor vayamos a cenar unos salbutes con doña Ileana antes de que cierre y nos quedemos sin cenar otra vez. – ¡Yo quiero unos de pavo! – Exclamó el buen Eratóstenes mientras sus siluetas se empezaban a confundir entre las sombras de los árboles…

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